lunes, 18 de enero de 2010

Detalles

Como dice Alain de Botton lo que tenemos alrededor nos afecta irremediablemente y estoy convencida de qué mucho más de lo que a priori pensamos. El desorden, las goteras, las sucias paredes nos desaniman, nos producen desasosiego..un olor agradable, unas sábanas limpias y almidonadas, una fotografía evocadora, nos reconfortan, nos tranquilizan, nos ilusionan..

A veces mejorar nuestra casa (y por tanto nuestro ánimo) depende de pequeños y sutiles detalles como el olor que nos envuelve. Las velas olorosas son una de las mejores maneras de perfumar una habitación. A parte de su fragancia el sólo acto de encenderla y ver su llama ayuda a crear un ambiente especial.

Las hay de muchos olores, marcas y precios pero las más exquisitas y con fragancia inalterable hasta el final son las francesas de:
- Dypthique con olores refinados como higo, ciprés…(las venden en Isolée y Carmen Kaiser en Madrid)
- MEMO que elabora velas con olores muy elaborados que utiliza nombres como High in Hawai, Take me to St Barth, Lost in Mikonos para evocar la fragancia (en Isolée y Bomonde en Madrid)

Quizás sean un poco caras (sobre 40 €) ¡pero es un capricho que dura bastantes horas y qué nos hará la vida más alegre y por qué no, sofisticada! Un lujo accesible en estos tiempos de crisis.

http://www.isolee.com/
http://www.bomonde.es/
http://www.carmenkaiser.com/
http://www.diptyqueparis.com/

domingo, 17 de enero de 2010

La Arquitectura de la Felicidad

"...tomarnos en serio la arquitectura implica ciertas exigencias singulares e intensas.Requiere que seamos receptivos a la idea de que lo que tenemos a nuestro alrededor nos afecta aun cuando esté fabricado con vinilo y sea caro y engorroso mejorarlo. Significa reconocer que, aunque no resulte práctico, somos vulnerables al color del papel de la pared y es un hecho que un cubrecama inapropiado puede desbaratar nuestros propósitos. Al mismo tiempo, significa reconocer que los edificios no son capaces de solventar más que una pequeña parte de nuestras insatisfacciones, ni pueden evitar que el mal se desarrolle bajo su mirada. La arquitectura, incluso la más brillante, solo podrá constituir una minúscula, e imperfecta protesta contra el estado de las cosas".

La Arquitectura de la Felicidad

Alain de Bottom